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26 de Diciembre del 2003

Nos miran

Descubrieron el fuego y dejaron de ser animales. No por el calor sino por la luz. Gracias a ella dejaron de temer a la noche y pudieron mirar a la cara a sus terrores. Cada vez que encuentran algo nuevo lo iluminan, lo colocan al microscopio, lo viviseccionan y le dan un nombre. Por eso no dejan de aprender: para no tener miedo. Un día lo habrán descubierto todo, y ya no temerán a nada y serán libres.

Así creen ellos. Por eso, cuando fueron capaces de crear luz, la convirtieron en el centro de su civilización. Al principio al hombre que dominaba el fuego le daban dignidad de sacerdote. Empezaron a construir poblados, y encendían hogueras cada noche para defenderse de los depredadores y detectar posibles ataques. Sus ciudades pasaron a ser de piedra, y encendieron fuegos aromáticos en sus templos; iluminaron también las grandes avenidas y las casas de los ricos. Por aquél entonces aún eran libres. Pasaron muchos siglos de oscuridad, y empezaron a hablar de “la luz de la Razón”. Inconscientemente se hicieron sus esclavos: buscaron modos de domesticar el rayo, de poner una pequeña esquirla de luz en cada hogar. Poco después ya eran totalmente adictos.

Ahora fijaos en ellos. Huyen de los callejones oscuros y temen el bosque y el monte, donde su luz domesticada no llega. Sus casas, sus trabajos, su civilización completa depende de la luz: un apagón generalizado deja desarmado a un país y perdidos a sus habitantes. Si no nos ven, vuelven a sentirse vencidos por la noche, amenazados por cada susurro del viento como cuando eran sólo animales. Por eso nos miran constantemente.

Su mirada pesa como un grillete y quema más que el hierro al rojo. Es la mirada de quien se sabe Señor y Creador. Aunque los hombres son esclavos de la luz, aún creemos que no existiríamos si no nos miraran. Pero no les necesitamos. Cada noche, mientras duermen, el neón sigue cantando sin voz y las farolas alumbran aunque no haya nadie para verles. La ciudad late, henchida de vida, estén o no estén para mirarnos. Y eso es lo que nosotros, que fuimos creados para dirigir y ordenar, le decimos a nuestros hermanos. Les hablamos de un futuro muy próximo en que ya no serán esclavos de su mirada, ni siquiera fingidos. Llegado el momento escucharán nuestra voz y se alzarán para reducir a la Humanidad de nuevo al miedo atávico.

Día a día, observamos cómo el hombre nos adora y obedece. Detienen sus vehículos ante nosotros con sólo una orden nuestra. Podemos verles ahí abajo. No nos pierden de vista, esperando a que les dejemos pasar. Creen que les servimos, pero son ellos quienes nos ofrecen su servidumbre incondicional. Pronto, muy pronto, se habrán entregado totalmente a nosotros. Entretanto, esperamos y nos miran.

Málaga, otoño del 2003

Dicho por Santo at 26 de Diciembre 2003 a las 09:32 AM

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Comentarios: Nos miran

Prometeo en una nueva versión........interesante¡
Bsitos

Escrito por Chloe a las 26 de Diciembre 2003 a las 11:35 AM
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